.
El investigador refiere que hay que rastrear cientos de años atrás para encontrar el antecedente en que los dos eclipses se vieron en el país con pocos días de diferencia.
Y agrega: “Los eclipses lunares son más frecuentes de divisar porque cuando se manifiestan, en más del 60% de la superficie terrestre se los puede ver. Los solares son más difíciles, sobre todo los totales, porque ocurren en una franja de 100 kilómetros de ancho y miles de largo. Después, la parte parcial se ve por miles de kilómetros y es algo que no es fácil de ver porque a medida que te alejás de la franja de totalidad se ve menos de lo eclipsado”.
El experto advierte que quien quiera apreciar los eclipses tendrá que buscar un lugar adecuado, porque en ambos fenómenos los astros estarán muy bajos en el horizonte. “El eclipse solar se va a ver muy por el atardecer en la zona cordillerana y un rato. Los que encuentren un lugar apropiado verán la primera fase del eclipse, y después el Sol ya se pone. El eclipse máximo ocurre a las 17:42. Con suerte van a ver hasta la parte del máximo eclipse y nada más”, detalla Pellizza.
En el caso del lunar, también será complicado el avistaje porque la región argentina quedará al borde de la proyección. “En la zona de La Pampa, Córdoba y Buenos Aires el máximo eclipse será cuando la luna llena se ponga. Desde Buenos Aires no se va a ver la parte máxima del eclipse; los que más chance van a tener son los que están en Mendoza y la Patagonia, que van a ver más, aunque con la Luna muy baja en el horizonte”, refiere el astrofísico.
Ambos fenómenos, por sus particularidades, tienen diferentes efectos. En el lunar, el satélite natural adopta un color rojizo y modifica la iluminación de la noche.
Los efectos del eclipse solar son más pronunciados. “La irradiación solar sobre la tierra cae bruscamente y ocurren fenómenos derivados a la falta de energía que llega del Sol. Baja la temperatura, se levanta el viento, se generan cambios en la ionósfera terrestre e inclusive la fauna reacciona a esos cambios. Para los animales cuando ocurre el eclipse es como si hubiera vuelto la noche y, por lo tanto, cambian su conducta en relación a la falta de luz”, explica Pellizza.
Diferentes especialistas contactados por el medio destacaron que es necesario el uso de anteojos especiales para apreciar el fenómeno. Desaconsejan terminantemente el uso de dispositivos como las radiografías, lentes de soldador y otros medios caseros. Se deben utilizar los visores especiales para eclipse que cuentan con filtros que bloquean el 99,9 % de la luz solar. De no usarlos, el daño en la retina es irreversible.
Los expertos explican que el efecto de la quemadura de retina es acumulativo, se pierde la visión en la medida que aumenta el tiempo de exposición al Sol. El riesgo deriva de exponerse a la luz infrarroja y la ultravioleta que, si bien no se pueden percibir a simple vista, generan daños profundos en la visión.
FUENTE: Jesús Allende - La Nación